Comencemos por la Sima del Elefante. Fue allí donde se descubrieron numerosos restos de la fauna de esa época. Unas marcas en la pared revelaron la posible presencia de elefantes; estos habrían hundidos sus colmillos en la piedra, dejando su huella para la historia. De esta manera, esa cueva adquirió el nombre del animal. Lamentablemente, tiempo después se descubrió que no fueron elefantes sino rinocerontes los que dejaron esas marcas, aunque su nombre no se modificó (algo contradictorio pese al "enorme cariño" que tiene la ciencia por la tradición). En el suelo de la sima, se desenterraron huesos de mamut, de osos y de ciervos de tamaños más grandes de los ahora presentes.
![](http://blogs.rpp.com.pe/hombredefamilia/files/2010/05/ratonperez.jpg)
Y gracias a los restos de estos caballeros como el de aquí arriba junto con los microscópicos granos de polen, los expertos de Atapuerca pudieron conocer el clima, la flora y la fauna que rodeaba a los homos. ¿Cómo? Fácil. Las alergias que afectan a miles de personas se producen en una época específica del año que trae consigo los causantes de ellas (a pesar de que seguro conocéis ambas respuestas uno debe ser específico); los granos de polen que salen a la luz en primavera. El polen posee una capa protectora muy resistente que puede perdurar durante mucho tiempo si las condiciones ambientales son idóneas. Así que a partir de una relación lógica podemos establecer que, debido a su conservación desde hace 800.000 años (época en la que vivía el homo antecessor y, años más tarde el heildelbergensis), el clima era húmedo y cálido, propio de esta estación, con árboles mediterráneos (olivo y algarrobo) y animales como los topillos, el castor, la pantera, el rinoceronte y, por supuesto, los ratoncillos (que les ha gustado salir siempre más en primavera que en invierno). Aparte de esto, el clima ha sufrido variaciones, teniendo épocas más frías y más secas.
Juan Vera Martín N º27
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