sábado, 14 de mayo de 2011

El caos en la política y en la sociedad.

Experimentando: tengo dos cajas cerradas, ambas con comida, en donde pone en una "CHOCOLATE" y en otra "¿?". Al saber esto, te doy a escoger entre una de las dos, ¿cuál escogerías? Suponiendo que te gustase el chocolate, no sabría tu respuesta (pues vaya con el experimento, ¿no?). Con esto quiero decir que todo está basado en una incertidumbre. Una incertidumbre que queda nula tras tus ojos, pues tú eres el único que sabe qué caja elegirías. Pero para mí y para el resto del mundo sería eso, una incertidumbre.

Y es que nuestro comportamiento, generalmente y filosofías aparte, se trata de una incertidumbre. Seis mil millones de incertidumbres. Eso son palabras mayores. ¿Y qué clase de súper-orden prevalece para que relativamente todo siga en pie? Como sabemos, el universo tiende al caos y a la destrucción de los sistemas debido a su inmenso tamaño. Sin embargo, nosotros en sociedad no hemos caído en ese abismo. Y el caos por supuesto que también nos afecta, pero los seres humanos somos los únicos que podemos oponernos a las reglas del caos ya que hemos creado nuestro propio sistema de organización y gracias a que aprendemos de nuestros errores. Vamos allá.



Este hombre de aquí arriba, Heisenberg, un físico alemán, determinó su conocido Principio de incertidumbre, en el que establece que es imposible determinar la posición, el momento y la velocidad de un sistema físico al mismo tiempo (como si dos personas jugaran al "Pilla pilla" y la que la ligase no fuese capaz de atrapar nunca al que escapa de ella, pues nunca se iba a detener) Este principio se relaciona con la entropía en la sociedad. La entropía nos enseña que un sistema, cuanto más grande sea, más tiende al desorden y, por consecuencia, al caos.


Imaginemos que todos nosotros, seis mil millones de personas, hemos crecido bajo la bandera de un mismo país (Mundolandia), con la misma lengua, historia, etc. Nunca hubo países, etnias o culturas diferentes. Solo existe Mundolandia. Pero, ¿creéis que en Mundolandia existiría el orden? ¿Es más fácil gobernar a seis o a seis mil millones? Evidentemente, Mundolandia "sería un caos". Todos estarían demasiado juntos. A la primera de turno surgirían movimientos independentistas, defensores de una ideología o de otra o seguidores de un equipo de fútbol o de otro. Y en Mundolandia también existen los palos y las piedras. Lo mismo le pasó al Imperio romano; cuánto más se expandió, menos control poseía. El resultado fue su caída inminente. Por conclusión, el azar no jugó ningún papel en nuestra historia. Si el mundo se halla dividido, no en dos sino en cientos de partes, es porque fue lo que tenía que pasar. Mundolandia sería solo una utopía. Pero concedamos a Mundolandia sus divisiones.


Todos se encuentran ahora desperdigados, y los motivos que propician los conflictos son el deseo de dominar tierras de las que interpretan ser sus dueños; estalla la guerra. Y en una guerra siempre hay vencedores y vencidos. Los vencidos están desorganizados y descontrolados, no saben qué hacer, la desgracias aumentan y el declive está presente. ¿Cómo dominar a tal jauría de lobos? 

Entonces comienzan a surgir movimientos que defienden su legado orgullosamente, la violencia para conseguir sus metas, y pretenden recuperar la antigua gloria, volviendo al sentimiento de ambición de recuperar las tierras perdidas, siendo siervos de la guerra. Y a la cabeza, un hombre que solo con alzar la mano le respalda una masa feroz y desbocada; ellos ya le han concedido sus manos. Los vencidos comienzan a juntarse. La situación va mejorando, las gentes se calman y sonríen por ver que su país crece, a pesar de la supresión de la libertad. Sin embargo, eso da igual, pues poseen el control sobre todo y todos en todos los aspectos. La idea de lograr un gran imperio bajo la misma bandera, la misma lengua y la misma historia seduce a los vencidos. Y esa idea no es ninguna utopía, ya que creen haber dado con la solución frente al descontrol, a la desorganización y al caos. Supongo que conocéis el resto.

Esto fue uno de los infinitos afluentes que el caos pudo haber tomado y gracias a millones de muertes que ha habido en esta "opción" sabemos cómo encaminarnos de manera correcta, evitando los posibles estragos que el caos provoque, porque somos capaces de hacerlo. Para que veáis los posibles caminos que habríamos podido tomar, os dejo con Homer Simpson (no he encontrado sola la parte que se relaciona con esto, así que id al minuto 8 :40)


Juan Vera Martín nº 27 1ºA



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